La encina centeneria
Bajo un sol de invierno, recorríamos con Ignacio “el Alguacil” la antigua vereda de los contrabandistas, senda que cruza Pepino y engancha con el cordel de las merinas, más conocido como cañada real , en las estribaciones de la Sierra de San Vicente.
Íbamos caminando por la dehesa, entre encinas y vacas bravas hasta que decidimos descansar a la sombra de un gran árbol: “¿sabes dónde se apoya tu espalda compañero?” dijo Ignacio. “Esta es la encina de Germana de Foix, la segunda esposa de Fernando el Católico, que acabó siendo amante de su nieto, Carlos V. Se cuenta que la usaba como columpio cuando vivió en estas tierras hace más de quinientos años… y aquí sigue en pié, después del rayo que la partió en dos hace otros tantos cientos.»