Una leyenda
Estábamos charlando animadamente durante la sobremesa, cuando nos enteramos de que aquí mismo, en los alrededores de el Real de San Vicente, tenía su campamento el conocido héroe lusitano Viriato, que ahora presta su nombre a una senda que recorre la zona
José Antonio, ganadero y agricultor, apasionado de su pueblo y de su campo, nos cuenta la leyenda y como este castañar es un entorno único en Castilla-La Mancha a nivel paisajístico y ecológico, con potencial para serlo también a nivel productivo.
Mientras recorremos los caminos viendo las fincas, nos hablan de la iniciativa que él y Eugenio, amigo y escudero, arquitecto toledano hijo de realeño, están promoviendo para la recuperación del valor social y económico del castañar, haciéndolo productivo y sostenible a través del cultivo de la castaña y su promoción a nivel gastronómico. Avisan también que el paso inicial imprescindible es curarlo de la plaga de la tinta, que amenaza su presente y pone seriamente en peligro su futuro.
Cuando se pasea por estos parajes no es difícil evadirse y dejar volar la imaginación hacia otras épocas, más aún a la vista de algunos de los vestigios arqueológicos que pueblan la Sierra de San Vicente: castillos, castros celtas, monasterios… las escarpadas laderas cubiertas de castaños eran un refugio perfecto de los romanos y lo siguen siendo ahora del mundanal ruido.